martes, 6 de marzo de 2012

De Gobernantes, Banqueros y Lo Público




EL SEÑOR QUE ESTA DETRAS DEL SANTO NOS LLEVA A LA EPOCA DEL MISMO


El liberalismo imperante se ha propuesto llevarnos hasta los mismos albores del edad moderna y nos adentra en la oscuridad más absoluta de la Edad Media.

Desde hace años observamos como la seguridad se traspasa desde la esfera pública a la privada, siendo esta más evidente en los establecimientos públicos (ayuntamientos, ministerios, juzgados,...) nos retrotraen al momento inmediato al establecimiento del Estado mínimo que garantizaba al individuo cuando menos su indemnidad física.

También el espacio público ha ido desapareciendo, así con la aprobación de las Ordenanzas de Convivencia de los municipios, ir a comprar el pan a l tendero del barrio es, hoy en día, una acción casi temeraria al poder incurrir en un ilícito administrativo: indumentaria, que te acompañe tus hijos con una pelota, dar de beber a tu perro en una fuente,...

El derecho de reunión y la libertad de expresión se ven limitados ante la ingente cantidad de trámites burocráticos a realizar para su legalización. Ni se te ocurra repartir pasquín o panfleto alguno ya que la misma es considerada como reparto ilegal de publicidad.

Más fácil nos ponen el poder a acudir a los macro centros comerciales, donde podemos encontrar una amplia gama de servicios de ocio y de compra, en un entorno seguro (seguridad privada) y en mejores condiciones de habitabilidad que los espacios públicos: acceso directos, aparcamiento, limpieza, informadores e incluso urinarios y fuentes hoy prácticamente desaparecidos del espacio público.

La última vuelta de tuerca es el invento de estos iluminados para financiar el gasto público: Los bancos toman dinero al 1% del Banco Central Europeo y lo prestan al Estado al 3% ó 4% suscribiendo deuda pública, y también a los Ayuntamientos (al 5%) para que estos últimos satisfagan sus deudas.

Es un negocio redondo para las entidades financieras y una estafa al interés general. El dinero queda en poder de unos pocos y se les da el mando del grifo que permite regular el caudal que a la sociedad debe llegar.

La desaparecida política fiscal por parte del estado hace que la recaudación por tal concepto no cubra las necesidades mínimas del gasto, así como ocurrió con Carlos V: Obligó a la Corona a negociar con sus banqueros unos anticipos sobre las rentas ordinarias y los tributos de cualquier clase, que en última instancia iban a parar a los bolsillos de los financieros.

Esta parece ser la situación en que se encuentra, entre muchos, el Ayuntamiento de Parla. Para sufragar sus servicios públicos recurre a la financiación privada, garantiza los pagos más intereses con recaudaciones futuras de IBI, ICVTM (numerito), y así hasta que haga CRACK, el ayuntamiento y el financiero.


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