viernes, 18 de marzo de 2011

Hombre de vergüenza.

»-Amigo, lo primero que os diré es que jamás han entrado en mi casa juglares como vos. Sabed también que, hablando con justicia, debo agradeceros cuantos bienes he recibido de vos, aunque de esto no os diré más por el momento, hasta que pueda hablar con vos a solas, para que ninguno sepa nada de vuestra secreta intención. Pero, volviendo a vuestra pregunta, os digo que la mejor cualidad del hombre, que es madre y cabeza de todas las demás, es la vergüenza; pues por vergüenza sufre el hombre la muerte, que es lo peor que existe, y por vergüenza dejamos de hacer las cosas que no parecen buenas, aunque hubiéramos deseado muchísimo hacerlas. Por ello, en la vergüenza están el comienzo y el fin de todas las buenas cualidades, y por vergüenza nos alejamos de los vicios. El Conde Lucanor.

Coincido con las sabias reflexiones extraídas de la obra del infante Don Juan Manuel.

Tras dejar pasar un tiempo prudencial, y tras escuchar y leer en la mayoría de los casos auténticos desatinos respecto al etiquetado como “affaire” Viondi, quiero dar mi opinión al respecto.

No cabe la menor duda que el compañero cometió un irreparable error al atribuirse una titulación académica. Tampoco cabe duda que el compañero respondió con prontitud y contundencia a la falta cometida renunciando a encabezar la candidatura de Izquierda Unida de Getafe. Ha existido plena coherencia y proporción entre lo sometido a crítica y la asunción de responsabilidades.

Pese a ello, los amigos de la “moralina” piden aun más, se exijieron y se asumieron responsabilidades, pero la caverna y la carcundia opta por dar una vuelta más a la tuerca con la lacónica expresión de “hasta sus últimas consecuencias” de forma gratuita, infame y grosera.

Son los valores de la ciudadanía los que deben marcar la pauta, y la crítica, la valoración, el comentario, la sanción pública deben ser presididos por dichos valores. En este caso creo que se pretendió desde un principio pasar de exigir responsabilidades a ir por el hombre.

Javier Viondi se equivocó una vez y se le pide que renuncie para siempre.

Javier Viondi asumió su responsabilidad y se le pide que sea “ultra vires”.

Javier Viondi tiene vergüenza, otros, muchos de los que dicen no mentir, no la tienen

vergüenza.

(Del lat. verecundĭa).

2. f. Pundonor, estimación de la propia honra. Hombre de vergüenza.



jueves, 3 de marzo de 2011

Memoria Histórica

Lo ocurrido aquel 3 de marzo de 1976 en Vitoria pasará a la historia como uno de los mayores actos represivos acaecidos durante la Transición Española.

Dentro del marco de reivindicaciones laborales y políticas que sacudían la España del momento, en Vitoria, miles de trabajadores iniciaban en enero de 1976 una huelga en contra del decreto de topes salariales y por mejores condiciones de trabajo. El 3 de marzo, con un masivo seguimiento, tenía lugar en la ciudad la tercera huelga general consecutiva. La respuesta policial fue intervenir la asamblea de trabajadores que se celebraba en la Iglesia San Francisco de Vitoria. Tras llamar al desalojo y sin dar tiempo al mismo, se lanzaron contra los trabajadores gases lacrimógenos dentro de la iglesia. Esta acción produjo la estampida de los manifestantes que fue respondida con cargas policiales, disparos de pistola y ráfagas de metralleta.

Aquel día 3 de marzo de 1976, en Vitoria, la represión policial ocasionó la muerte de 5 manifestantes y más de 150 sufrieron heridas de bala. Los autores y responsables de aquella matanza nunca fueron condenados ni las víctimas suficientemente reconocidas. La matanza no fue el principio del fin de la represión sino momento álgido de una realidad en la que trabajadores siguieron muriendo en las calles, que el entonces Ministro de la Gobernación, Manuel Fraga, consideraba suyas.