ESTE SEÑOR HOY ESTARIA INDIGNADO PERO TAMBIEN CREERIA EN LA POLITICA
Según se vayan abordando reformas y contrarreformas
laborales o económicas la más que lógica indignación irá creciendo en la
sociedad española.
De la forma que dicha indignación sea canalizada se podrán
albergar esperanzas de subvertir la situación, y que a la postre sea fructífera para los trabajadores y
trabajadoras, y clases más desfavorecidas.
Lo cierto es que empiezan a aparecer señales que no
auguran nada bueno, el consabido “todos son iguales” y “todos van a lo mismo”
se extiende a una gran velocidad ,con progresión geométrica, en la sociedad.
En un caladero tan propicio para posiciones demagógicas
(paro, precariedad, ausencia de servicios públicos suficientes, pensiones,...)
deberemos extremar las cautelas. Baste
recordar las palabras atribuidas al “invicto” dictador Francisco Franco: “usted
haga como yo, no se meta en política”.
Que el movimiento ciudadano o de indignados sea canalizado
a través del 15-M o colectivos similares, desde la auto organización y sin
tutelaje político, me parece de extraordinario valor enriquecedor de la democracia.
Es un elemento más en una sociedad democrática, pero
también la generalización sobre la homogenización de todos los agentes
políticos o rechazo a la política me parece peligroso y con muchas
posibilidades se encontrarse con lo no buscado.
La teoría del
“todo sin iguales” tuvo su plasmación en los recientes resultados electorales,
donde de forma desproporcionada el Partido Popular arrasó en toda España y
consiguió el crédito necesario para emprender su cruzada neoliberal.
La anti política
trae, en el mejor de los casos, durante prolongados espacios de tiempo que gobierne la economía sobre la democracia (Ver Grecia, Portugal, Irlanda y,
empezamos a ver las orejas al lobo en España), en el peor de los casos, contamos
con no muy lejanas experiencias, pudieran desembocar en gobiernos totalitarios o
fascistas.
Sinceramente creo
que ni todos los políticos son iguales, ni todos los partidos tienen las mismas
propuestas, ni se fundamentan en los mismos principios ideológicos.
Ahora tenemos una
prueba de fuego con la reforma laboral recientemente aprobada y las nefastas
consecuencias que van tener para los trabajadores y trabajadoras
los sindicatos de clase tiene un reto por delante y los trabajadores una responsabilidad.
También vamos a afrontar dos elecciones autonómicas en próximas fechas:
Andalucía y Asturias, de la capacidad de poder transformar la indignación en
votos útiles podría ser el comienzo de un nuevo tiempo, difícil, duro pero
desde posiciones que apuestan por una salida social a la crisis. Izquierda
Unida es una posibilidad solvente.
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