Con inmenso placer estoy formando parte, a modo de
castiza terna de toreros, de la presentación del Libros “LAS MUECAS de los días”
junto al polifacético Don Juan Manuel,
por parte de padre Alcalá y de madre
Perálvarez, y de Míster García
(Mariano, de cuya falta de conocimiento de segunda filiación recurro a su
identificación anglosajona por no incurrir en desdoro materno).
En estos días, de peripatético y permanente estado
de “sitio electoral”, una pausa y el disfrute de la charla y el dialogo con los
asistentes a estas presentaciones, aunque sea por tan breve espacio de tiempo, es
un autentico “relaxing cup of café con leche in Plaza de la Constitución” que
diría Doña Ana.
Sin mucho menos pretender emular habilidades propias
de la medicina forense, bastante encontraran al respecto en las páginas de la
obra, si voy a realizar una breve reseña de la misma, a los puros efectos de
que pueda sugestionarles para su más pronta adquisición y posterior disfrute a su solaz lectura:
Don Luis de Sirval, personaje hilo conductor de la novela, marcha a
Asturias a cubrir periodísticamente, y ejercer de Notario de la realidad de lo
que acontece en dicha zona geográfica, respecto al episodio nacional conocido
como “La Revolución de Octubre de 1934”.
A partir de esta sugerente puesta en escena, a modo
de idas y vueltas en la historia, el autor nos sitúa a 432 kilómetros (aproximadamente)
de dichos acontecimientos y nos retrotrae a una década atrás (1923): En Getafe
(otrora Capital del Sur pero firme e imperecedero centro geográfico de las
Españas) y en una investigación criminal
(Noticia Criminis, Jueces, Policía Judicial, y por supuesto un presunto
fiambre).
Con estos mimbres empieza a tejer a modo de Palma Blanca
de Elche un entramado de situaciones y personajes difícil de catalogar en único
género: De periodismo de guerra se pasa a periodismo de redacción galdosiana,
de un descampado a un palacio, con fantasma en nómina, más propio de Stoker o
nuestro Gustavo Adolfo, de complementos de Prada a pura y simplemente “Gürtell”,
de la gastronomía galaica-jienense a la anatomía humana o tal vez zoológica,
motos que aparecen y desaparecen, coches con cargo al herario público, trenes
que llegan a su destino o descarrilan con igual suerte para sus desdichados
pasajeros, heroínas y asesinos. Y como no podía faltar, un desfile de extensa fauna
autóctona desde la felina a la más pura alimaña.
Sumen a esta propuesta literaria Presidentes de
Gobierno, Generales Africanistas, Masones, Juicios versión farsa y versión desagravio,
paseo Barrio de los Austria arriba Calle de la Magdalena abajo, …,
En definitivas cuentas un sentido homenaje al Periodismo
comprometido y una reflexión al respecto de nuestra historia reciente,
dramática y luctuosa, de la cual nos pueda ayudar a entender claves de nuestra
más rabiosa actualidad.
Compren, lean y difundan, la Organización Mundial de
la Salud no lo prohíbe de momento, es Cultura sin transgénicos ni substancias
nocivas.
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