De muestra un botón, bachilleres predispuestas a hacer un mundo mejor
Ayer fue uno de esos días, que
como diría nuestro emérito monarca “Fue para
mí motivo de orgullo y satisfacción”:
Carmen, la primogénita de
la noble estirpe de los Vela-Gollerizo, concluyó sus
estudios de bachillerato. La ceremonia que acompañó a tal magno acontecimiento familiar no
fue de mi agrado por las contaminaciones culturales que conllevan:
Graduaciones a modo “High School”. Pero es lo que hay.
Es verdad que nunca fue fácil y así, por
parte del profesorado en un alarde de optimismo, se hizo alusión a las expectativas que en su día nosotros,
los padres, teníamos en una recién inaugurada democracia (que decir a la vez de
nuestros padres y abuelos). Que la cosa
está jodida, sí, que la cosa también lo estaba antes, pues también.
Deseo tanto a ella como al
resto de compañeros de esta nueva hornada de bachilleres, los mejores
propósitos y que, dado el relevo, sean capaces de trabajar en la consecución de un
mundo mejor al que, con nuestras deficiencias, les entregamos.
Una vez concluidas las felicitaciones y desiderátums,
aprovecho la entrada para realizar la siguiente reflexión sobre la abismal
brecha que he podido observar de primera mano respecto de lo que la escuela
propone, los padres disponen y el diablo (Sistema) descompone en este intrincado mundo de
la educación.
El reciente debate suscitado sobre el exceso
de tareas que los alumnos deben asumir fuera de horario lectivo ha conducido a
un diagnóstico preocupante: una generación
de alumnos que de una u otra forma han sufrido algún grado de hiperactividad
o déficit de atención en el mejor de los casos, y de trastornos bipolares en
caso más extremos.
La institución mantiene una relación de baja
intensidad respecto a la utilización, como soporte educativo, de las nuevas
tecnologías en relación con la omnipresente utilización de las mismas por parte
del alumnado.
Así cada vez es más difícil ver a un
estudiante libro en ristre (en alguna mochila se podría encontrar alguno más
por el olvido de haberlo introducido en lejano tiempo), sin embargo la relación
con la pantalla se prolonga desde el día a la noche.
Esta contradicción afecta más de lo deseable en la relación escuela-alumno, alumno-familia
y familia-escuela. Ayer un amigo comentaba la diferencia existente
entre el mobiliario de las viviendas de nuestra adolescencia a las actuales. Los
libros han desaparecido de las estancias y de las estanterías, sustituidos por
las omnipresentes pantallas. ¿Cuántos tv hay en las viviendas? ¿Ordenadores? ¿Tabletas
en diferentes formatos? ¿Móviles? ¿Plataformas de juegos?...
Por mucho que nos lleven los demonios, en
muchas ocasiones, el paradigma ha cambiado. Se ha pasado de un orden establecido en vertical a uno donde
prima lo horizontal. Antes uno ordenaba y en cascada se reproducía, hoy
los jóvenes actúan más en la proposición y, a través e sus intrincados sistemas
de distribución, son más participativos.
Un mundo complejo conlleva soluciones
complejas, para lo cual estas no serán fruto de reducido número de personas y
menos aun de una única fuente cultural, ahora es la multitud, la diversidad y
las diferentes procedencias culturales las que determinaran las soluciones.
El deseo es que estas se
desarrollen en un entorno democrático y con un soporte fiable, o si se quiere
ajeno a manipulaciones del mismo.
¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?
¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros
¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?
les queda respirar / abrir los ojos
descubrir las raíces del horror
inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte
esa loca de atar y desatar
¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan / abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno /
sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines de pasado
y los sabios granujas del presente.
Mario Benedetti
en este mundo de paciencia y asco?
¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros
¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?
les queda respirar / abrir los ojos
descubrir las raíces del horror
inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte
esa loca de atar y desatar
¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan / abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno /
sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines de pasado
y los sabios granujas del presente.
Mario Benedetti
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