jueves, 17 de diciembre de 2015

¿A quien vas a votar para el Senado? Si hombre la papeleta sepia. Yo es que soy más de a la plancha.


Tu que prefieres ¿la ignorancia o la despreocupación?
Ni lo sé ni me importa.

CON USTEDES EL SENADO





De las instituciones de representación que generan más indiferencia a los ciudadanos, sino indignación, es de largo la Cámara Alta o Senado. Nutrido colectivo de representantes populares bien remunerados y atendidos pero con un escaso rendimiento político y social.

Esta campaña, perdón no-campaña, que los candidatos a dicha institución es con mucho la más clandestina de las que hasta la fecha se han realizado.

Tal vez sea, por que las mismas formaciones políticas que se presentan al Senado de alguna u otra forma cuestionan no ya su funcionamiento sino su propia existencia.

De los resultados de las últimas elecciones de 2011 al Senado, destaca el  constante aumento en el porcentaje de voto nulo y blanco depositado: 8,75.

En comparación con ya alarmante porcentaje de abstención, hace que el senador con mayor número de votos apenas supero el 50 % del colegio electoral, siendo el último de los asientos disponibles (3 PP - 1 PSOE) ocupado por un paupérrimo 24 % del mismo colegio de electores.


Si los comparamos en mismos parámetros con los resultados de la Cámara Baja o Congreso observamos un significativo castigo a la institución cuestionada: 2,10.


Más allá de la sempiterna discusión de su función como cámara de debate territorial, estando como está sometido a discusión dicho propio modelo, junto a la sensación popular de que el Senado es un Club de Privilegiados ¿Para qué el Senado?, ¿Porqué votar?

A medida que han pasado los años se ha demostrado su inutilidad y que no tiene otra función que alojar a una serie de privilegiados que no ponen ningún control sobre el Congreso o las autonomías.

Si desde el senado no se pueden corregir los errores del Congreso ni ejercer de Cámara territorial por el enorme poder legislativo autonómico, ¿Para qué elegir a sus miembros de una institución ya vacía de contenido?

Recordareis la extravagancia de la instalación de la traducción simultánea a sus señorías, hecho que deja las claras el poco esfuerzo de los senadores por conocer sus propias lenguas y por ello el poco nivel de conocimiento de lenguas comunitarias que demuestran una vez que pasan Los Pirineos (no me preocupo de lo mío para preocuparme los demás).
Es tal la preocupación existente, que hasta el ciudadano conocido como “el Pequeño Nicolás” en un alarde de españolismo, coqueteó con la posibilidad de presentarse bajo la siguiente firme promesa: “Quiero ser el caballo de Troya, para suprimirlo desde dentro”. Admitía su preocupación por que se utilizaran "medios del Estado" en contra de su incipiente candidatura. "No es perfecta, pero es necesaria", decía sobre su lista unipersonal. "Sólo espero que los partidos me tengan miedo, que tengan miedo a perder el chollo. Voy a ser su fiscal, el asuntos internos de los senadores".

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