Este ciudadano en tratamiento de encabrona mendacium 1 gramo
Hemos pasado de ver como un
fantasma recorre Europa a sentir como un escalofrió recorre la espalda de todo pichi, cada vez que
se produce un hecho electoral en cualquier punto del planeta.
Hemos pasado de una época de
contadísimas anomalías electorales, en cuanto las preferencias de los electores,
a un permanente estado de esquizofrenia democrática.
Reagan, Bush eran vistos por
Europa como fruto de la propia singularidad del Imperio. Ahora con la elección
de Trump las alarmas han saltado sin darnos cuenta que la singularidad aludida
se había virilizado en cualquier rincón del planeta.
En Rusia los siameses Putin-Medvédev,
en Filipinas Rodrigo Duarte, en Turquía Erdoğan, en Venezuela Maduro, en
Argentina Macri, en…
Todos y cada uno de ellos
elegidos democráticamente y con no pocos apoyos electorales. Sería difícil destacar
de todos ellos alguna astracanada que dejase en mantillas a la de los demás.
Unos hablan de los homosexuales como enfermos, otros parlotean con aves, otros
se comparan con Hitler, otros llaman zorra a su adversaria, otros…
Que risueña suena la sentencia
de Winston Churchill: La democracia significa saber que si alguien llama a la
puerta de tu casa a primera hora de la mañana, es el lechero. De esa visión de la democracia hoy no queda ni el lechero.
La Hillary ha pedido una semi, le subes una entera
(pero de ostias)
Las democracias han pasado
de la previsibilidad a la más absoluta rueda de la fortuna. Hemos pasado de la
anomalía del vaquero o ex alcohólico, a la más absoluta normalidad del
fascista, sátrapa o delincuente cómodamente instalado en el centro de mando de
los designios del planeta.
¿Qué ha pasado? Básicamente
que nuestros sistemas políticos no están siendo capaces de gestionar la
creciente complejidad del mundo y este se comporta según la sentencia bíblica de
“manos que no dais manos que esperáis”.
Lo de EE.UU es lo más
parecido al resultado de un referéndum respecto a Hillary que una elección
entre dos opciones. Hoy triunfa más la no opción que la propia opción. De ahí
que podamos disfrutar nosotros de Mariano preguntándonos todos los días
¿Cómo ha sido posible?
Parece que la gente se
regodea más en sus enfermedades que en pedir tratamiento médico a las mismas. Se
prefiere representar y mantener en estado permanente de indignación y
sufrimiento a la gente antes que proponer medida alguna para sacarlos de dicho
estado. Al de Córdoba le han birlado su famoso “soberano” añadiendo al mismo el
adjetivo “negativo”.
Su traducción práctica es
que se prefiere votar al de la pancarta, siempre y cuanto no la suelte siquiera
para sentarse a pensar cómo solucionar la reivindicación de marras.
Con este panorama no
sorprende que en los extremos del eje izquierda-derecha, pese no coincidir en
ideología, se coincide en la forma de “emplatar” su propuesta: la simpleza.
La democracia es para ellos
una ruleta trucada donde solo se juega a rojo o negro o par e impar. No se
propone, no se negocia, no se transige, todo debe concluir en plebiscito, donde
sitúan la opción entre los de arriba los de abajo, los unos y los otros, la
élite y el pueblo,…
Grecia
fue el laboratorio, y de sus estudios clínicos se empezó a comercializar un
nuevo medicamento que afecta al sistema inmunológico de la democracia: El Encabrona mendacium 1 gramo.
Los visitadores, con este seudo
revolucionario medicamento, vociferan fórmulas magistrales de simple
composición, pero que se publicitan a modo de la Panacea Universal.
Así los efectos secundarios
de este más que cuestionable medicamento son:
Visión borrosa (de los
problemas), posibles episodios de paranoia (frentismo entre los unos y los
otros o los de abajo y los de arriba), y una más que preocupante dislexia política.
Instrúyanse, porque
tendremos necesidad de toda vuestra inteligencia. Agítense, porque tendremos
necesidad de todo vuestro entusiasmo. Organícense, porque tendremos necesidad
de toda vuestra fuerza
(Antonio Gramsci).
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