No cunda el pánico es una protesta estudiantil
El
16 de junio de 2011 una gran parte de los medios de comunicación
se hicieron eco de un hecho que cuando menos se pudiera considerar como
insólito, para mi absolutamente indecente, por a quien le ocurrió, donde
ocurrió y con quien aconteció:
El país publicaba: “Le
llamaron "oportunista", le zarandearon y le echaron encima una
garrafa de agua. A él y a la veintena de periodistas que intentaban grabar o
tomar nota de su declaración.”
El personaje que sufrió la
ira amorfa, por un grupo de los allí presentes no era ni Felipe González ni Juan Luis Cebrián.
Ni más ni menos era el compañero Cayo Lara, a la sazón
en dichas fechas Coordinador General de la hoy fagocitada Izquierda Unida.
Cayo, estupefacto
pero con gran temple, declaró: "Estamos luchando también desde Izquierda
Unida, nuestra gente está también en Sol, y en las asambleas de los barrios. Si alguien nos quiere excluir, se equivoca".
Aquí un joven ofreciendo agua a Cayo ¿Con gas o Sin gas?
Ese mismo día José Coy desde Murcia, en esos días
referente del emergente movimiento, lejos de condenar el hecho solo mostró
cierta lastima hacia el agredido: "Hoy ha sido patético que algunos se
hayan metido con Cayo [Lara]. Pero intentaremos controlarlo porque nuestra expansión es ya imparable".
En
febrero de 2015 tras el abandono del sector de Tania Sanchez
en Madrid, Cañamero en Andalucía, en Murcia el aludido en párrafo anterior
decide seguir dicha senda con las siguientes manifestaciones: El veterano activista deja IU ante “la
deriva” de la dirección federal, a su juicio “sorda, ciega y muda”.
Hoy
Carmena proclama a los cuatro vientos el fin de la democracia
representativa y preconiza: "El camino
va por el empoderamiento personal, por el poder del individuo". Desde
Sevilla nos llegan las siguientes reflexiones: “El objetivo no es representar,
ni siquiera representar mejor. El objetivo es abrir las puertas de las instituciones para que sean ocupadas
masivamente por la gente.”
Que cada ciudadano y
ciudadana (no utilizo este desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su
forma masculina y femenina, pero como me
cae tan mal Pérez Reverte, hoy si lo hago) tenga sus propias opciones ideológicas
o políticas, lejos de parecerme mal, entiendo que son imprescindibles, lo que
no soporto son a esos voceras que en nombre de que “no sé qué gente” o “no sé
qué los de abajo”, santifican escenarios imaginarios que conducen a los
individuos a la posible realización de actos no desaables en términos democráticos.
La excusa es infantil: Es que lo ha
dicho Pablo o Carmena.
Que tenga que salir al paso
de lo acontecido en recientes fechas en la Universidad Autónoma por sus innegables connotaciones fascistoides ya
me vale, que además sea con la presencia de los sujetos en cuestión más me
jode, pero la proliferación de este tipo de comportamientos en cualquier
manifestación social produce miedo y
vértigo.
En
Barcelona en la controvertida Exposición voltean a ex IU que allí se encontraba al grito de fascista. Por
muy mal que me caiga el sujeto en cuestión si algo no es, es fascista (Ramón
Luque). En misma ciudad vemos a unos pros taurinos celebrar con españolidad y
consabidos exabruptos la Sentencia del Tribunal Constitucional frente a los
animalistas.
En
Alsasua, a la espera de esclarecer los hechos, una masa amorfa acorrala y agrede a dos
parejas.
Que la violencia acompaña al
hombre (y a la mujer) desde que como tal
existimos están de acuerdo hasta los evolucionistas como los creacionistas. Que
la violencia forme parte de un pensamiento político es exclusivo de las
ideologías más deleznables que dieron más que probada eficacia en el pasado
siglo en crueldad, miseria y muerte.
En recientes fechas se
conmemoraba otro acontecimiento en un espacio universitario. En el paraninfo de la Universidad de Salamanca,
el 12 de octubre de 1936, Miguel de Unamuno soportó un “escrache”. Se le señaló
y no hizo falta advertirle del pim, pam, pum, dos meses después falleció.
Entre abucheos, gritos y
zarandeos declamó que vencer no es convencer y de que el odio no tiene ninguna
capacidad de convicción.
A
Pablo le ha hecho gracia la “gamberrada” de la muchachada. Unamuno
todavía se está “escojonando” haya donde more: Como son estos “militarotes” les
van a cascar cuarenta años y todos miran a otra parte.
Lo
de la Autónoma y Salamanca, la misma mierda es.
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