DE COMO UN CIUDADANO VE ATONITO EL AUXILIO A LA BANCA Y COMO A EL LE CONDENAN A LA INDIGENCIA Y EXCLUSION SOCIAL
En el año 2.010 sufrí un
accidente laboral, consecuencia del mismo pase a situación de baja siendo la
misma calificada como de contingencia por enfermedad común en vez de
profesional por accidente laboral. El daño sufrido en mi hombro derecho tenia
causa, según Mutua del Trabajo, en una hasta la fecha desconocida, malformación
congénita.
Las secuelas del accidente
me ocasionaron una importante limitación en la movilidad del brazo derecho y,
pese a la rehabilitación y tratamiento médico, no conseguí mejorar la movilidad
ni tampoco que remitieran los fuertes dolores.
Como último recurso ante la
falta de mejoría, por prescripción médica, me sometí a operación quirúrgica. En
la mesa de operaciones se cambió el diagnostico al observar que el accidente
había desgarrado todos los tendones del hombro derecho (rotura masiva) y los
mismos debían ser reconstituidos, tras lo cual después de un año sufriendo
dolores solo he recuperado una ligera movilidad del miembro afectado pero que la
misma es tan insignificante que me imposibilita para poder realizar trabajo alguno
e incluso tareas cotidianas. Lavarme los dientes, atarme una zapato, abrazar a
mis hijas es un autentico desafío.
Hasta estas líneas pese a la
desgracia sufrida creía que nada más podía acontecer. Craso error. Hace dos
meses recibí una atenta carta del INSS por la cual se me comunicaba que se
había resuelto suspender la prestación de incapacidad que venia percibiendo
(900 euros). Único sustento de mi familia (dos niñas). Y más, también
archivaban el expediente de
reconocimiento de una más que posible pensión por incapacidad. Argumentos
jurídicos, uno y contundente: según la legislación aplicable. ¿Cuál? A la fecha
es un misterio.
La causa, una deuda de hace
más de cuatro años con la Seguridad Social.
Añada que de forma
sorpresiva me habían embargado la cuenta donde me ingresaban la pensión y donde
abono los gastos de mi casa y familia. Con doce euros en el bolsillo me
dejaron.
Fui a la Seguridad Social
para poder conseguir un acuerdo para hacer frente a la deuda. Expuse mis
circunstancias económicas y familiares. Legalmente no puedo trabajar (baja
médica) y tampoco puedo pagar por que me han embargado la cuenta y suspendido
la prestación. Explico que si llego aun acuerdo con la SS me restituirán la
prestación y podré pagarles. Me dicen que ingrese 6.000 euros y hablamos, les
digo que ¿De donde?, me bajan a 3.000, les digo ¿Cómo?, al final, a modo de
Gracia, me dicen que 700, los cuales tras una suscripción casi popular consigo
reunir. Llego a un acuerdo ¿leonino?, y veo una pequeña luz en este inmenso túnel.
Salgo corriendo hacia el
INSS con mi certificado de estar al corriente de deuda con la SS y solicito que
reanuden la prestación. Y ahí me caigo de espaldas, me dicen que pueden tardar
45 días en contestar y que lo ven difícil por que ahora ya no vale.
Hago cálculos 750 embargados
+ 700 entregados + 45 días de espera (entre los cuales esta el primer
vencimiento de acuerdo) + dos meses ya sin hacer frente al alquiler vivienda +
baja de gas + debo a medio barrio para dar de comer a mis hijas+++++++++. No
estoy indignado estoy hasta……
En mi caso no es que no haya
trabajo es que no me dejan ni puedo trabajar, no es que pida limosna es mi
derecho el poder ser beneficiario de una pensión de incapacidad.
Nunca he sido un llorón, el
próximo día 14 de noviembre apoyare activamente la Huelga General convocada, sé
que no es el único caso en Getafe y por tanto que seguro que habrá más en la
Comunidad de Madrid y resto de España, mientras los bancos son convenientemente
auxiliados millones de ciudadanos sufrimos las consecuencias. Tal vez sea la
hora.
Pedro.
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