
No comparto nada con quienes desde un debate sesgado y torticero se han pronunciado a favor de la prohibición del uso del velo en el espacio público de las escuelas.
Que el velo es un símbolo religioso y que tiene que ver con la discriminación de las mujeres, es cierto, pero tampoco es el único significado, también representa para muchas mujeres la defensa de una identidad y su respuesta a las agresiones xenófobas que sufren, incluso hay mujeres que están utilizando el velo en su lucha contra la discriminación de género.
Con la prohibición se centra el debate de nuevo en el poder masculino respecto al femenino en el único ámbito en que no existe controversia y si acatamiento: en el religioso. Se llevado al terreno de la defensa de la identidad religiosa, en el que los hombres mantiene intacto su monopolio. ¿O no hay opinión parecida respecto a la imposibilidad de que la mujer ejerza el sacerdocio en la religión católica?.
Creo firmemente en la integración, en un sistema laico en el que las prácticas religiosas se realicen con plena libertad, pero en el terreno de lo privado; y eliminar toda forma de discriminación de las mujeres, junto a una apuesta inequívoca de las Administración Pública por una educación en valores, es decir, educando para la igualdad y con el uso de la mediación en el ámbito escolar como medio idóneo de resolución de los conflictos (frente a los decretazos que realizan los Centros educativos con sus repentinas modificaciones de sus Reglamentos Internos).
En España no son los musulmanes los que están dañando nuestra laicidad ni las chicas musulmanas que llevan velo en las escuelas.
En España el peligro viene por parte de los obispos y el Partido Popular.