Los ministros de Empleo y Asuntos Sociales de la UE han dado la campanada. Ya me joden los profetas pero
Izquierda Unida denunció en su momento la deriva antisocial y falta de solidaridad que contenía la defenestrada Constitución Europea, y con la misma firmeza en la denuncia fue coherente al ser la única fuerza política de ámbito nacional que
solicitó el NO a la misma.
Aprobar una directiva que permite extender hasta 60 horas (y en casos específicos, como los médicos, hasta 65) la jornada semanal, es cargarse de un plumazo la conquista, no exenta de sangre, de la clase trabajadora de las 48 horas (1917).
La directiva consagra la completa libertad de elección del trabajador, individualmente considerado, para negociar su jornada. Pero es una libertad teórica,
es una manipulación de la semántica, del decoro, de la dignidad. Suprimir la negociación colectiva, rompe un equilibrio esencial del modelo, y en la práctica aboca a los trabajadores a asumir cualesquiera exigencia de los empresarios.
Se declara la guerra al derecho laboral europeo y se pone en serio riesgo la paz social en Europa. Si es el gusto de ellos, arrieritos somos y en el camino nos encontraremos.
En un insuperable ejercicio de cinismo y maldad,
los mandamases del capitalismo homicida responden con un: permite y no impone la jornada de 60-65 horas.
Váyanse a la mierda, a la puta calle (como dice Don Gregorio de Cámara Café, y también Goyo del Blog).
¿Qué hará España tras su abstención técnica? Pues me barrunto lo peor, y no por pensar que sea el sentir mayoritario de los compañeros socialistas, pero conociendo el paño, las presiones y los antecedentes de los Gobiernos del PSOE no auguro nada bueno (reitero me joden los profetas).
Que fenómenos los tecnócratas: durante décadas han minado silenciosamente la Europa del “smoking”, desmantelando el tejido industrial, congelando salarios, creando modalidades de contratación en pro de la precariedad, cercenando derechos sindicales, en definitiva desregularizando el mundo laboral en pro
del “santo santorum” del liberalismo económico, para ahora con nuevas presas ala vista trasladarse a las nuevas adquisiciones coloniales: los países de la ampliación.
Ya les vale, no conformes con imponer cuotas lácteas, agrícolas, etc., ahora quieren imponer la
“cuota obrera” cuan mercancía pueda hacerlos más ricos
Los ministros de Empleo y Asuntos Sociales de la UE han dado la campanada. Ya me joden los profetas pero Izquierda Unida denunció en su momento la deriva antisocial y falta de solidaridad que contenía la defenestrada Constitución Europea, y con la misma firmeza en la denuncia fue coherente al ser la única fuerza política de ámbito nacional que solicitó el NO a la misma.
Aprobar una directiva que permite extender hasta 60 horas (y en casos específicos, como los médicos, hasta 65) la jornada semanal, es cargarse de un plumazo la conquista, no exenta de sangre, de la clase trabajadora de las 48 horas (1917).
La directiva consagra la completa libertad de elección del trabajador, individualmente considerado, para negociar su jornada. Pero es una libertad teórica, es una manipulación de la semántica, del decoro, de la dignidad. Suprimir la negociación colectiva, rompe un equilibrio esencial del modelo, y en la práctica aboca a los trabajadores a asumir cualesquiera exigencia de los empresarios.
Se declara la guerra al derecho laboral europeo y se pone en serio riesgo la paz social en Europa. Si es el gusto de ellos, arrieritos somos y en el camino nos encontraremos.
En un insuperable ejercicio de cinismo y maldad, los mandamases del capitalismo homicida responden con un: permite y no impone la jornada de 60-65 horas. Váyanse a la mierda, a la puta calle (como dice Don Gregorio de Cámara Café, y también Goyo del Blog).
¿Qué hará España tras su abstención técnica? Pues me barrunto lo peor, y no por pensar que sea el sentir mayoritario de los compañeros socialistas, pero conociendo el paño, las presiones y los antecedentes de los Gobiernos del PSOE no auguro nada bueno (reitero me joden los profetas).
Que fenómenos los tecnócratas: durante décadas han minado silenciosamente la Europa del “smoking”, desmantelando el tejido industrial, congelando salarios, creando modalidades de contratación en pro de la precariedad, cercenando derechos sindicales, en definitiva desregularizando el mundo laboral en pro
del “santo santorum” del liberalismo económico, para ahora con nuevas presas ala vista trasladarse a las nuevas adquisiciones coloniales: los países de la ampliación.
Ya les vale, no conformes con imponer cuotas lácteas, agrícolas, etc., ahora quieren imponer la “cuota obrera” cuan mercancía pueda hacerlos más ricos
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