Todo por la pasta

El pasado día 18 de marzo el Pleno de la Asamblea de Madrid enterró la Comisión de Investigación sobre supuestos espionajes realizados en la Comunidad Autónoma. De las conclusiones a que llega el Partido Popular para aplicar este cerrojazo democrático, legitimado por el rodillo de su mayoría absoluta, creo que hay suficiente información en el excelente trabajo realizado por determinados grupos de comunicación. Ya habrá tiempo para volver sobre el tema con mayor profundidad, de momento me centraré en lo que es el hecho más grave que a mi juicio se ha producido en esta pantomima parlamentaria tuteleda por la Gran Hermana de la Casa de Correos: El triunfo de la antipolítica. Desde el comienzo de la transición política grupúsculos organizados continuaron la ingente labor realizada durante los cuarenta años del sistema genocida del “invicto”: evitar a todo costa la existencia de cauces de participación ciudadana. Baste recordar el concepto de estado que el franquismo construyo donde un buen ciudadano español debiera ser apolítico. Un Estado es totalitario cuando en él sólo manda uno y cuando la voluntad de todos los ciudadanos es una: entregarse a su servicio. Posteriormente, adeptos al dogma vieron la oportunidad de no solo continuar con dicha cruzada moral y anestesia ciudadana, vieron la oportunidad del negocio en dicha proceder. Aparecieron los primeros Alcaldes iluminados, los políticos que vendían sus excelencias profesionales y empresariales como la panacea para la gestión pública, recordar aquella máxima de que: “nosotros no engañamos a nadie, es verdad que somos tan corruptos como los políticos, pero a cambio somos más eficaces.” El fervor popular de los habitantes de Marbella, Estepota,..., las redes caciquiles de Galicia, el expolio del mediterráneo,... Ahora es una nueva vuelta de tuerca, las élites políticas adaptan a su ideología la necesidad de obviar al ciudadano, y convertirlo en mero espectador de sus intereses, sean o no de clase. El resultado de la Comisión es lo de menos, incluso en una acción medida se reconocen irregularidades administrativas, lo importante es volver al raca-raca de lo antipolítico. Que concluyamos felizmente que el espionaje en la CAM es un problema de desconfianza entre los distintos grupos del PP, siendo verdad, nos es más que un daño colateral asumido por los espiados y espías. Desde Rajoy, Cospedal, Aguirre, Granados, González, hasta el último eslabón de la trama se felicitan del desenlace final.Han triunfado. El ciudadano con lo que tiene encima con la puta crisis, cuando enciende la televisión, oye la radio o participa en ese pernicioso seudoparlamento ciudadano que son los “chat” recibe el siguiente mensaje: Sospecha siempre que los políticos son unos golfos. Con ser grave el espionaje es aun más perverso por que no es ejercido como una acción pública fuera de las competencias autonómicas, ni para poner a disposición de la Justicia información sobre comportamientos ilegales de responsables públicos. Su fin nos es la protección de la constitución, sus derechos sociales, políticos, fundamentales es para hacer caja mediante el chantaje o adquirir mayores espacios de poder en detrimento de su “compañero” de negocio. El fin no es el acabar con la corrupción es hacerla más rentable. El compañero es un lobo para el compañero, parafraseando a Hobbes, muera el estado, viva el hombre en naturaleza salvaje. Con Dios pero sin Ley ni Orden y ellos llevándoselo muerto. Ya se lo decía la madre del "Invicto": Paquito no te metas en política.