sábado, 31 de enero de 2009
Antropologia de partidos
Hay una conocida sentencia que asevera que en la vida te puedes encontrar tres tipos de personas: el amigo, el enemigo y el compañero de partido.
Hoy en una lección de gramática parda, al uso del Doctor Cojonciano, haremos un ejercicio de antropología política y estudiaremos a ese tercer tipo de personas desde los subtipos que lo componen.
Así, por norma general, el mayor subtipo lo componen “el compañero o camarada a secas”. Su definición es la de: toda aquella persona con la que se comparten fines, ideario y programa máximo de una formación política. En el peor de los casos, legitimas aspiraciones personales o diferencias en la aplicación de intensidades ideológicas pueden enturbiar una relación personal, pero que demonios uno no milita para cultivar amistades, lo cual no es, ni mucho menos, incompatible. PELIGROSIDAD: NINGUNA. Suelen coincidir y acudir a las manifestaciones, concentraciones y actos de su formación.
Un segundo subtipo es el del “compañero tonto” (no confundir con la última acepción de Don Pedro de “tontoloscojones”), muy numeroso pero fácilmente identificable, ya que su acción política se distingue por esa facilidad para hacer daño individual de forma aleatoria pero sin afectar gravemente a la formación en su conjunto (su campo de acción se reduce prácticamente al tercer tiempo después de una reunión, asamblea u acto de la formación). Conocidos también como “chicharrillas”. PELIGROSIDAD: BAJA-MEDIA. En fin de semana, la parcela o actividad lúdica impiden cualquier tipo de implicación con su formación.
Vamos con el tercer subtipo “el compañero idiota”, es el menos numeroso pero con unas características muy particulares, a saber, actúa normalmente desde el rencor y la maldad con gran intensidad pero todos los efectos se le vuelven contra él, sin daños colaterales ni individuales ni en el colectivo. Gracias a este efecto boomerang se les conoce también como “chivatitos de la guardia civil”. El grado de intensidad aplicado en el daño es inversamente proporcional al grado de consecución de sus objetivos. Paradójicamente despiertan una gran simpatía o lastima en el resto de la formación, antológicas son sus confesiones y adhesiones a las personas en el bis a bis. PELIGROSIDAD: MEDIA-ALTA. Son un misterio. Uno siempre sospecha de su bajo grado de implicación pero son los primeros cuando te los encuentras a posteriori que te inquieren con ¿no te vi en la “mani”?, coño ni yo a ti.
La cuarta es la más insulsa, ya que se encuentra entre el dicho de a la tercera va la vencida y que no hay quinto malo, en este caso peor. Parte de la doctrina la definen como un subtipo transitorio del primero (compañero o camarada a secas): “el compañero gilipollas”. Es un subtipo que no depende de lo que uno pretenda, es su primera diferencia respecto a las demás, ya que conocida como la “nevera”, no depende de uno sino de un reducido grupo de los otros subtipos con la anuencia de la dirección. PELIGROSIDAD: ¿A QUIEN LE IMPORTA?
Quinta, y última sin ánimo de establecer “numerus clausus”, el peor y más peligroso subtipo “el compañero imbécil”. Desarrolla toda su actividad desde su irrefrenable deseo de triunfo, pese a quien pese. Ocasionan daño tanto individualmente como al conjunto de la organización. Conocidos como “ansias”, “abantos” o “alimañas” su acción se despliega en cualquier ámbito político y momento. Lo curioso es el efecto anestesia que despliegan ya que, pese su más que evidente “modus operandi”, suelen alcanzar sus objetivos. Son los también conocidos como “trepas”. PELIGROSIDAD: ALTA. Rara vez fallan. Merodean por las cabeceras a modo de aspirante.
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1 comentario:
Juan Manuel,modestamente creo que te has dejado por el camino a algún (otro) tipo.¿No?.
Aprovecho para agradecrte que mantengas un enlace directo a itaca-blog ..Y PARA INFORMARTE QUE TAL BLOG LO HA DEJADO DE EXISTIR: HE ABIERTO OTRA,modesta, VENTANA:
ITACA Y LUNA LLENA
http://itacaylunallena.blogspot.com/
pasate por ella y ojeate como andan las cosas...por nuestro Jeré del alma. Hay tela marinera...y la cosa promete...
Un abrazo (de frente)
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